En el combate de incendios, cada segundo y cada decisión cuentan. Sin embargo, incluso brigadas y bomberos experimentados pueden cometer errores que, aunque pequeños, ponen en riesgo su seguridad y la efectividad de la operación. A partir de experiencias reales en el campo, hemos identificado algunos de los fallos más frecuentes y las medidas que pueden marcar la diferencia entre un control rápido y una situación fuera de control.

Uno de los errores más comunes es la falta de mantenimiento previo del equipo. Una manguera con fugas, una mochila con boquilla obstruida o una bomba con problemas de presión pueden retrasar la respuesta y poner en peligro a todo el equipo. Realizar revisiones periódicas antes, durante y después de la temporada es clave para evitar fallos en el momento crítico.

Otro problema recurrente es la mala coordinación en el terreno. En un incendio, la comunicación debe ser clara, directa y constante. La falta de protocolos establecidos o el uso de radios con interferencia puede provocar que las brigadas trabajen de forma desorganizada, incrementando el riesgo de accidentes y disminuyendo la eficacia.

También es frecuente la subestimación del fuego y las condiciones ambientales. El viento, la temperatura y la humedad relativa cambian rápidamente, y no adaptarse a estas variaciones puede dejar atrapados a los combatientes o permitir que el fuego avance sin control. Mantener vigilancia meteorológica y conocer el comportamiento del fuego son prácticas esenciales.

Por último, un error que suele pasar desapercibido es no aprovechar al máximo la tecnología disponible. Equipos como la ODIN Vortex P7, boquillas de alta precisión como la Viper Attack, o mochilas de respuesta rápida, pueden optimizar recursos y reducir riesgos. Sin embargo, para que realmente marquen la diferencia, es indispensable capacitar a las brigadas en su uso correcto.

Evitar estos errores no solo mejora la eficiencia en el combate de incendios, sino que también protege vidas y recursos. La prevención, la formación continua y el uso responsable de la tecnología son la base para enfrentar con éxito cualquier temporada de incendios.